Entre el verde y blanco cristal
los labios parecen musitar
palabras que el coma sajó,
cubriéndome de esta ablución.
Nuestras telas serán nuestra piel,
mi cueva sicalíptica
quiere ser la nueva víctima
de tu helminto lleno de sal.
Cuando la cuerda gritó el corazón palpitó,
negándose a parar.
Algo se mueve en la sien, expulsando nuestra hiel,
al menos un día más.
Cuando el resorte sonó la maquinaria vibró,
haciéndonos sudar.
Desde lo más alto ver cómo dibuja al caer
cortes que me abren la voz.
El polvo envuelve el camino y me hace ver
cómo todo comienza a arder
y se mezcla, al final,
en una húmeda bacanal.
Alguien tiene que derrumbar el muro para dejarnos volar;
pisar el suelo hasta convertirlo en una sima donde eyacular.
Veo surgir imágenes en mi cabeza fragmentada.
Vivo en el lugar en el que podemos flotar.
Suelto las manos y me empiezo a alejar cada vez un poco más.
Entre el rojo y el frío cristal
hormigas empiezan a bregar.
Nuestras voces se funden sin más
en el magma de la espesa niebla.
La cascada empieza a salpicar,
mojando mis piernas;
hundiéndome en su mar...
hasta ahogarme.
Cuando la cuerda gritó el corazón palpitó,
negándose a parar.
Algo se mueve en la sien, expulsando nuestra hiel,
al menos un día más.
Cuando el resorte sonó la maquinaria vibró,
haciéndonos sudar.
Desde lo más alto ver cómo dibuja al caer
cortes que me abren la voz.
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Música: Rubén Ortuño y Víctor Luján
Letra: Rubén Ortuño
Rubén Ortuño: Guitarras / Voz / Programaciones
Tonia Bastán: Voz / Coros
Jordi Botella: Batería
Víctor Luján: Bajo